jueves, 31 de enero de 2013

Capítulo 1: Un romance a primera vista

- Otra mañana más perdida, maldito coche, ¡quién me mandaría a mi heredar el viejo coche de mi padre! Este Seat Ritmo es una chatarra andante, no encuentro piezas en ningún sitio, ¿me puedes ayudar?
- Claro, Busca en Internet. Si no encuentras nada, cerca de Pontedeume hay un desguace enorme, allí seguro que tienen recambios. Si yo fuese tu, me desharía de esa tartana, no te da más que gastos...
Aquellas palabras de mi amigo Iago retumbaron en mi conciencia, tenía razón, pero era el coche de mi infancia, aún sentía algo por él, aquellos viajes a la playa, aquellos veranos inolvidables, mis primeros pinitos al volante, mi primera vez con una chica... tantos y tantos recuerdos me traía ese coche que ahora empezaba a odiar.
Llegó el fin de semana, era una mañana gris de sábado. Desayuné rápidamente con mi novia, me despedí de ella con un beso. Ella no entendía porqué me pasaba mañanas y tardes arreglando aquel coche que para ella era un montón de óxido. Siempre me decía que me comprase otro y me olvidase de ese maldito Ritmo, ya que con el dinero que había invertido en arreglarlo podía comprar uno nuevo. Recogí a Iago en su casa y salimos los dos hacia el desguace. Al llegar allí, los dos nos metimos entre aquella enorme marea de lo que para muchos eran hierros viejos, buscando algún Ritmo que donase un alternador para el mío. 
De pronto algo me sorprendió en mi búsqueda. Me giré rapidamente, como si alguien me observase. Allí estaba, en una esquina, destrozado pero en buen estado, corrí hacia donde estaba. Empecé a llamar a mi amigo a gritos, cuando vino, no entendía que pasaba.
- ¿Has encontrado un Ritmo?
- No, pero mira eso.
- Si, muy bonito. Pero seguro que es muy caro. Tras decir eso se giró y se fue.
- Tiene que ser mío. Dije mirándolo fijamente. 
Era el coche de mis sueños. No podía creerme que un Shelby GT500 de 1968 acabase sus días en un desguace de pueblo. Tenía que ser mío.Empecé a mirarlo por todos los lados, estaba completo, en buen estado, aunque necesitaba mucho trabajo. Cuando abrí el capó me sorprendió aún más ver la caja del filtro de aire "428 Cobra Jet" , ¡era una versión especial, la KR! el Rey de la Carretera. Llamé al jefe del desguace le pregunté por aquél coche, ¿cuanto valdría? La respuesta fue rápida y sorprendente: por esa "chatarra yanqui" pedía 500 euros, nadie lo quería, hasta ese momento en que yo me dejé seducir por él. En ese momento se me abrió el cielo, arreglé rápidamente los papeles de la transferencia bancaria y llamé a una grúa. Mi amigo no dejaba de repetirme que mi novia iba a matarme. Me daba todo igual, el coche de mis sueños por fin sería mío. Necesitaría muchísimo trabajo, y como el Ritmo, era un hierro viejo. Mientras lo subían a la grúa, el coche parecía dedicarme una sonrisa y darme las gracias. Con la emoción del momento, olvidé lo que realmente buscaba.
Mi novia se extrañó al verme llegar del desguace con una grúa, cuando bajamos el coche, ella empezó a chillar.- ¿Cuánto has pagado por esa basura?- 500 euros cariño, era una ganga.-¿Ganga? ¿estás borracho? te has comprado ese amasijo de hierros, que hay que arreglar de principio a fin y en el que te dejarás más dinero que en un coche nuevo... Tú estás rematadamente loco.Aquellas palabras no me afectaron, seguía mirando a aquel coche, me faltó tiempo para llevarlo al garaje y empezar a trabajar en él. 
Mi chica parecía haberse tranquilizado, me conocía y sabía que era un loco de los coches. Se acercó a mí mientras desmontaba el amortiguador delantero izquierdo, tocándome en un hombro, me dijo con dulzura:
- Amor, ¿no tienes pensado irte a la cama?
- ¿Qué hora es?
- Son las tres de la madrugada.
- Voy enseguida.
- Y antes dúchate, no quiero que te me acerques con esas manos llenas de grasa. 
Antes de subir al dormitorio me quedé un momento contemplando mi compra. Aunque no estaba en uno de sus mejores momentos, el Shelby era impresionante, lo mira desde delante, con las manos en los bolsillos.Me duché y me metí en cama. Ella empezó a recriminarme porqué había comprado aquella anticualla. Había soñado con aquel coche desde que vi un poster en el taller de la esquina de mi barrio siendo niño. Aquel coche tan sumamente musculoso me marcó para siempre. No sería el coche más bello del mundo, ni el mas rápido, pero era mi favorito. Entonces ella se giró, puso su cabeza sobre mi hombro, notaba su respiración en el pecho, la rodeé con mi brazo derecho y jugué con un mechón de su larga melena rubia. antes de dormirme me susurró al oído: 
- No parece muy bonito, pero seguro que cuando lo repares quedará precioso. Eres como un niño grande -al decir eso empezó a reír-. Me dio un beso y le deseé buenas noches.

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